El testigo del asesinato de Berta Cáceres: "Mi retención en Honduras fue una tortura psicológica"
El
crimen sigue sin resolverse y Castro pretende demandar al Gobierno
hondureño, al que considera responsable de la muerte de la 'Nobel Verde'
Noche cerrada en la ciudad de La Esperanza, en Honduras. El reloj de una casa marca las 23.35 (hora local) del 2 de marzo de 2016. La calma de ese hogar es rápidamente perturbada por unos sicarios que entran pateando la puerta de la cocina. Su dueña grita: "¿Quién anda ahí?". Uno de los asesinos se dirige hacia la estancia de donde proviene la voz y dispara a matar a la mujer. Otro trata de hacer lo mismo con el invitado que se encuentra en otra habitación. Los perpetradores del crimen huyen pensando que la operación ha acabado según lo planeado. En parte lo consiguen, la fémina muere a los pocos segundos, pero el hombre sólo resulta herido, algo que no esperaban.
Es la reconstrucción del asesinato de la líder indígena hondureña Berta Cáceres realizada con ayuda del único testigo de lo sucedido aquella triste noche: Gustavo Castro (51 años), activista y director de la organización mexicana de defensa de los derechos humanos Otros Mundos Chiapas. "Fueron pocos segundos desde que entraron hasta que se fueron. Berta grita mi nombre y voy hasta su habitación en su auxilio, muriendo rato después", recuerda desde México, vía correo electrónico, Castro.
El director de Otros Mundos Chiapas había sido invitado por Berta Cáceres y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) a un taller sobre energías alternativas sostenibles. Lo que desconocía el mexicano es el calvario que tendría que vivir durante su estancia en el país centroamericano. Un juzgado hondureño le prohibió salir del país, con el propósito de que el único testigo del asesinato pudiera "brindar declaración ante las autoridades competentes", tal y como rezaba el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Honduras. Fue entonces cuando su organización empezó a temer por la vida de su dirigente.
"El Gobierno de Honduras pretendió imputarme antes de tener que llegar a imputar al Ejército, sicarios y altos miembros de la empresa Desarrollos Eléctricos S.A. (DESA), propiedad de una de las familias más ricas del país [y la constructora del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca contra el que luchó Berta Cáceres]", explica Castro.
El director de Otros Mundos Chiapas estuvo casi un mes retenido en Honduras. ¿Cómo fueron aquellos días? "Realicé todas las diligencias que me solicitaron las autoridades de Honduras, a la hora que quisieron y el día que quisieron, sin tratarme como víctima sino como un objeto más de prueba. Aunque colaboré en todo, las diligencias no fueron adecuadas, no realizaron cadenas de custodia adecuadas y sustrajeron ilegalmente mi maleta", denuncia el activista. "Suspendieron ilegalmente a mi abogada del ejercicio profesional y la retención en el país fue ilegal", añade.
Como le ocurrió a Berta Cáceres, quien presentó hasta 33 denuncias por amenazas, y a "los más de 15 casos de personas con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y ahora muertos" - subraya Castro-, él también se sintió en peligro durante el tiempo que permaneció 'detenido' en la embajada de México en Tegucigalpa."La total indefensión y falta de leyes y estructuras que protejan los derechos humanos hace de esa experiencia una tortura psicológica", sentencia desde su país natal, donde también asegura: "He vivido otras amenazas, al igual que en otros países como Guatemala".
Castro está de acuerdo con la postura de Berta Zúñiga, hija de la 'Nobel Verde', que recientemente en una entrevista con EL MUNDO durante su visita a Madrid, señaló al Estado de Honduras como culpable del asesinato de su madre. "El Gobierno de Honduras no sólo sabía de las amenazas de muerte y hostigamiento contra Berta, sino que además, miembros de la policía han sido autores materiales de otros asesinatos de miembros del COPINH. Existen pruebas, procesos judiciales contra estos hechos", argumenta.
En cuanto a los imputados por el momento por el crimen -ya se han producido cinco detenciones por el homicidio de la Premio Goldman 2015-, Castro comparte la misma opinión que la familia de la activista abatida a tiros y que COPINH: "Si bien son parte del complot del asesinato, no son todos. No actúan solos".
Tres meses después de la muerte de Berta Cáceres, el caso sigue sin estar resuelto. Como ella, otros ambientalistas viven en el punto de mira. Es la situación del mexicano Ildefonso Zamora Baldomero, detenido y encarcelado en noviembre de 2015 por su lucha contra la tala ilegal de árboles. Amnistía Internacional le ha nombrado preso de conciencia y exige su liberación. "Ildefonso corre peligro. Su hijo ha sido asesinado y su prisión es una muestra de la falta de justicia en el país, de la criminalización a los defensores del medio ambiente y la colusión con otros grupos criminales como los talamontes", avisa el director de Otros Mundos Chiapas.
http://www.elmundo.es/internacional/2016/06/02/574316a5e5fdea22158b462c.html